viernes, 13 de julio de 2007

Nawal El Moutawakel


Primera mujer en el blog, y primer deportista. Nawal El Moutawakel nació el 15 de abril de 1962 en Casablanca, Marruecos. Empezó a correr tarde, con 15 años y en una pista sucia, pero pronto se vio que su capacidad para el atletismo era superior a la de todos los chicos y chicas de su edad. Por eso paso a estar dirigida por el entrenador francés Jean François, que se convirtió en su mentor. Él fue quien la introdujo a probar en los 400 metros con vallas, una prueba muy poco practicada por las mujeres en ese tiempo.

Pese a que su disciplina era esa, su primera aparición ante el gran público se dio en 1981, a los 19 años, en la prueba de 100 metros llanos. Terminó última en el Mundial de Roma. En 1983, ya en los 400, participó en los Campeonatos del Mundo de Helsinki, en los que llegó hasta las semifinales. Su performance fue considerada un gran éxito en su país. Ese mismo año, incluso, ganó el oro en los Juegos del Mediterráneo celebrados en su ciudad natal.

Sin embargo, el gran éxito, el que la catapultaría para siempre a la elite del deporte mundial llegó en 1984, en los Juegos Olímpicos de Los Angeles, muy recordados por el boicot que le realizaron los países del bloque soviético. La prueba de 400 metros con vallas femenina hacía su aparición por primera vez en el programa olímpico, y las expectativas eran muchas. Pero no por lo que El Moutawakel pudiese hacer, sino por lo que todo el público esperaba de la local y gran favorita, Judi Brown. La marroquí, pese a sus antecedentes y a estar viviendo en Estados Unidos (estudiaba en la Universidad de Iowa) no era favorita.

Pero la sorpresa llegó. El Moutawakel dominó la carrera de principio a fin y ganó el oro. Con un tiempo de 54s61, relegó al segundo escalón del podio a Brown y al tercero a la rumana Christina Cojocaru. Fue la primera presea dorada en la historia de Marruecos y la primera también ganada por una mujer de un país islámico. Dos anécdotas para graficar la magnitud del hecho: 1. La prueba se corrió por la tarde en Los Angeles. En Marruecos eran las 2 de la mañana. Y cuando ella cruzó la meta y luego comenzó a recorrer el estadio enfundada en la bandera de su país, las calles de Casablanca, a esa hora de la noche, se llenaron de gente que salió a festejar. 2. El Rey de Marruecos, Hassan II, declaró que todas las niñas nacidas ese día debían llevar el nombre de la heroína nacional.

El Moutawakel no volvió nunca a acercarse al nivel que la llevó al triunfo, ni siquiera pudo bajar otra vez los 55 segundos. Se retiró muy joven en 1987, a los 24 años, y desde allí se dedicó a fomentar el deporte femenino, especialmente en los países islámicos. Y su objetivo dio resultado: a partir de su tan celebrada gesta, fueron muchas las atletas que comenzaron a emularla y lograron resonantes triunfos, entre ellas la argelina Hassiba Boulmerka (oro en los 1500 m. en Bareclona 1992) y la siria Ghada Shouaa (oro en Heptatlón en Atlanta 1996).

miércoles, 11 de julio de 2007

Antoliano Figueredo


Cada tres posts, uno sobre Argentina. El primero, sobre Antoliano Figueredo. No hay mucho para contar sobre él y este post tiene más de denuncia y de contrainformación que de historia propiamente dicha. Si quieren saber más sobre él, hay montón de agencias informativas independientes de Internet, que tienen muchos más datos. Lo único que pretendo es que lo que escribo pueda servir de disparador para producir interés no sólo acerca de su historia, sino de la de muchísima gente que no sale en los grandes medios (exc. , en algunas oportunidades, en Página/12).

Antoliano Figueredo es, como Kosteki, Santillán, Fuentealba y muchos más, un muerto por la represión policial. Lo mató la Policía de Formosa el 7 de marzo de 2005 en circunstancias poco claras. Tenía 17 años. Nada se dijo de él, ni de los varios jóvenes asesinados en los últimos años, en la provincia más pobre del país. La impunidad de la que goza el régimen de Gildo Insfrán en Formosa es asombrosa, al punto que los formoseños que están en contra de su política vendepatria y represiva deben ir a la vecina provincia de Chaco para manifestarse. Un dato que corrobora todo: la Policía Formoseña, la responsable del asesinato de Figueredo, está manejada por Lorenzo Borrini, Ministro de Gobierno que es comisario general, un comisario de la época del proceso militar. Además, como dice Benigno López, Presidente del Mocafor (Movimiento Campesino de Formosa): "Acá nunca llegó la política nacional de combatir la impunidad y hacer justicia con los represores. Hasta el año pasado, el gobernador Gildo Insfrán, que viene de Guardia de Hierro, iba a los actos en el Regimiento 9 de Infantería del Monte a rendir homenaje “al heroico ejército que combatió al terrorismo”, a un homenaje a la represión".

Antoliano debió pagar por todo ello. Pero su muerte, aunque no aparezca en la pantalla de nuestros televisiores, no se olvida fácilmente. Su rostro es hoy el rostro visible de la lucha contra la represión en Formosa. Y pese a que el 19 de diciembre de 2006, el magistrado Enrique Guillén procesó, pero sin prisión preventiva, a tres de los cuatro policías involucrados, tras considerar que no existían pruebas de que hayan golpeado a los jóvenes (los testigos denunciaron que los policías irrumpieron en el domicilio donde Antoliano compartía con un grupo de amigos, los que se dispersaron rápidamente y que, poco después, encontraron al joven con una barra de hierro de 8 mm de diámetro incrustado en un ojo y en medio de un charco de sangre), la lucha por la justicia sigue en Formosa.

El 7 de cada mes, desde marzo de 2005, se realiza la Marcha por la Justicia, que encabezan familiares de víctimas de la impunidad y miembros de “Madres del dolor de Formosa», entre ellas Leonidas Sosa, la madre de Antoliano. Van ya 29 marchas en reclamo de justicia y avance de los más de 50 casos que de acuerdo con declaraciones de dirigentes “están encajonados, sin juez». Salen siempre de la Plaza San Martín y, de forma pacífica, llegan hasta la Casa de Gobierno que, por supuesto, siempre está vallada y con custodia policial.


martes, 10 de julio de 2007

Domingo Monterrosa




Cuento la historia de este asesino despreciable por 3 motivos: 1. Porque, aún habiendo sido un salvaje homicida, fue parte importante de la historia de un país chico pero significativo como El Salvador, 2. Porque, justamente, creo que la principal función de la historia es comprender el presente, y bastante trunco quedaría ese cometido si uno callase las partes más lacerantes de la memoria y 3. Porque me fascina la forma en que este señor encontró su muerte.



Breve introducción: El Salvador, contagiado por el proceso revolucionario que, a partir de Nicaragua y el Sandinismo, se vivía en gran parte de América Central inició su guerra civil el 24 de marzo de 1980, día en que fue asesinado el Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo metropolitano de San Salvador, un cura tercermundista muy querido por los pobres.



Desde ese momento, estalló entre la organización guerrillera Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional y el Ejército Nacional una "guerra de baja intensidad", como se la ha denominado, que, pese a su baja intensidad, se cobró hasta 1992, fecha de su finalización, 75.000 muertes.



Dentro de este conflicto armado, Domingo Monterrosa protagonizó algunos de los episodios más recordados. Nacido en 1940, a los 20 años ingresó al Ejército. Por supuesto, se formó en la Escuela de Las Américas, de Estados Unidos para militares sudamericanos, y desempeñó funciones en países como Francia, Panamá, Taiwán y la Argentina de 1980, en la que participó en el "Curso de II Toxicómanos Sudamericanos". Fue, ya tomando parte en la lucha contra la guerrilla de su país, protagonista de una de las matanzas más terribles que se recuerde, la del Caserío El Mozote, en Morazán.



Su filosofía a la hora de actuar en el conflicto se basó en una simple premisa: "La población civil colabora con la guerrilla. También hay que tomar represalias contra la población civil". Sólo así se pueden explicar los episodios de El Mozote. Con relación a este hecho, la Comisión de la Verdad dice textualmente: “Está plenamente probado que el día 11 de diciembre de 1981, unidades del Batallón Atlacatl -comandado por Monterrosa- dieron muerte en el Caserío El Mozote, de manera deliberada y sistemática, a un grupo de más de doscientos hombres, mujeres y niños que constituían la totalidad de la población civil, que el día anterior habían encontrado en el lugar y que desde entonces tenían en su poder". Con el tiempo, ha ido aumentando el número de muertos en ese crimen, hasta llegar hoy a una cifra cercana a los 1.000, especialmente porque luego de El Mozote, el batallón de Monterrosa, junto con otras Brigadas, siguió matando a mansalva a civiles no combatientes en los pueblos vecinos: el cantón La Joya, los caseríos La Ranchería, Jocote Amarillo, Los Toriles y el cantón Cerro Pando.



Rufina Amaya, la única sobreviviente de la cacería dejó, antes de morir en marzo de este año, un escalofriante testimonio: "...llegó una gran cantidad de soldados del ejército. Entraron como a las seis de la tarde y nos encerraron. A otros los sacaron de las casas y los tendieron en las calles boca abajo, incluso a los niños, y les quitaron todo: los collares, el dinero. A las siete de la noche nos volvieron a sacar y comenzaron a matar a algunas personas. A las cinco de la mañana pusieron en la plaza una fila de mujeres y otra de hombres, frente a la casa de Alfredo Márquez. Así nos tuvieron en la calle hasta las siete. Los niños lloraban de hambre y de frío, porque no andábamos con qué cobijarnos (...) A las cinco de la tarde me sacaron a mí junto a un grupo de 22 mujeres. Yo me quedé la última de la fila. Aún le daba el pecho a mi niña. Me la quitaron de los brazos. Cuando llegamos a la casa de Israel Márquez, pude ver la montaña de muertos que estaban ametrallando. Las demás mujeres se agarraban unas a otras para gritar y llorar. Yo me arrodillé acordándome de mis cuatro niños. En ese momento di media vuelta, me tiré y me metí detrás de un palito de manzana. Con el dedo agachaba la rama para que no se me miraran los pies. Los soldados terminaron de matar a ese grupo de mujeres sin darse cuenta de que yo me había escondido y se fueron a traer otro grupo. Hacia las siete de la noche acabaron de matar a las mujeres. Dijeron "ya terminamos" y se sentaron en la calle casi a mis pies. "Ya terminamos con los viejos y las viejas, ahora sólo hay esa gran cantidad de niños que han quedado encerrados. Allí hay niños bien bonitos, no sabemos qué vamos a hacer". Otro soldado respondió: "La orden que traemos es que de esta gente no vamos a dejar a nadie porque son colaboradores de la guerrilla, pero yo no quisiera matar niños" (...) Como a los animales les gusta la luz y allí había bastante ganado, unos terneros y unos perros se acercaron al fuego. Yo le pedí a Dios que me diera ideas para ver cómo iba a salir de allí. Me amarré el vestido, que era medio blanco, y fui gateando por medio de las patas de los animales hasta el otro lado de la calle, que era un manzanal. Me tiré a rastras bajo el alambrado, así como un chucho, y quedé sentada del otro lado a ver si oía disparos, pero no se escucharon. Sólo se oía gritar a los niños que estaban matando. Los niños decían: "¡Mama nos están matando, mama nos están ahorcando, mama nos están metiendo el cuchillo!" Yo tenía ganas de tirarme de vuelta a la calle, de regreso por mis hijos, porque conocía los gritos de mis niños. Después reflexionaba, pensaba que me iban a matar a mí también. Me dije: "será que tienen miedo y por eso lloran. Tal vez no los vayan a matar, tal vez se los lleven y algún día los vuelva a ver". Como uno no sabe lo que es la guerra, yo pensaba que quizás los podría ver en otra parte (...) "Dios mío, me he librado de aquí y si me tiro a morir no habrá quién cuente esta historia. No queda nadie más que yo", me dije. Hice un esfuerzo por salir de ahí; me corrí más abajo por la orilla del manzanal, me arrastré, bajé del alambrado y me tiré a la calle. Ya no llevaba vestido, pues todo lo había roto, y me chorreaba la sangre. Bajé a un lomito pelado; entonces quizás vieron el bulto que se blanqueaba. Me hicieron una gran disparazón, y corrí a meterme en un hoyito. Allí me quedé hasta el siguiente día, porque eran ya las cuatro de la mañana. A las siete todavía se escuchaban los gritos de las muchachas en los cerros, pidiendo que no las mataran (...) A las siete de la noche me dije: voy a salir a buscar un río, porque tenía sed. Conocía bien ese lugar porque ahí me había criado. Y así escapé, cruzando las quebradas en lo oscuro y rompiendo el monte con la cabeza. Atravesé por casas en las que sólo había muertos. Llegué cerca del río como a las diez de la noche. Allí me quedé en una casita de zacate. Lloraba largamente por los cuatro hijos que había dejado".



En 1993, un año después de acordada la paz, la Comisión responsabilizó de la masacre a 10 miembros de las fuerzas armadas gubernamentales, dirigidos por el Coronel Domingo Monterrosa y el mayor Armando Azmitia, jefes del batallón “Atlacatl”. Sin embargo, Monterrosa no pudo escuchar la sentencia porque había muerto 9 años antes, y de una forma bastante singular.



Al igual que la mayoría de las guerrillas latinoamericanas, el FMLN, tenía una radio: la Radio Venceremos. Se instalaba en los asentamientos, dondequiera que fuesen y sin importar las condiciones, y salía al aire. Siempre huyendo, en toda la campaña guerrillera de 12 años sólo hubo tres días en los que no salió al aire. Y fueron tres días estratégicos. Acostumbrado a saber que Radio Venceremos siempre estaba transmitiendo, Monterrosa no la escuchó por tres días y creyó que sus tropas la habían intervenido. Efectivamente, los guerrilleros de Venceremos se habían dejado secuestrar el transmisor. Ante un hecho tan importante para el Ejército, fue Monterrosa quien cargó este transmisor capturado y se lo llevó en su helicóptero. La guerrilla, con un telemando instalado en el transmisor, hizo volar el helicóptero. A los cinco minutos, Radio Venceremos volvió a salir al aire para dar la noticia. Había estado tres días sin aparecer porque habían preñado el transmisor de tacos de dinamita. Así terminó la vida de uno de los asesinos más inhumanos de Latinoamérica. Hoy, su hijo, como para seguir el mandato familiar, se encuentra combatiendo en Irak con las fuerzas ocupantes.












viernes, 6 de julio de 2007

Harold Holt


Imaginen que un día alguna figura pública se va un rato a nadar a la playa y que, desde ese día, desaparece, nunca más nadie lo ve. Imaginen además que esa figura pública es el Primer Ministro de un país. Ahora sigan fantaseando y piensen en que el país es Australia, uno de los principales Estados del planeta. Figúrense, además, la prensa y difusión que ese suceso tendría en el mundo. Bueno, ya no se imaginen más. La historia mencionada es real, excepto por un factor: casi nadie se enteró.

Poco tuvo de llamativa la carrera política de Harold Holt, excepto su final. Nacido el 5 de agosto de 1908, recibido en Leyes en 1930 y elegido, a los 27 años, para ingresar al Parlamento Australiano, llegó a ocupar en 1939 varios ministerios durante la presidencia de Robert Menzies, su mentor. Fanático de los deportes acuáticos, en 1940 tomó parte activa en la Segunda Guerra Mundial, con la Australian Imperial Force, y, finalmente, el 29 de enero de 1966, tras el retiro de Menzies, fue electo Primer Ministro.

Su gestión no mostró nada fuera de lo común, en un país tan calmo como es Australia. Muy cercano al presidente estadounidense Lyndon Johnson, el principal problema que debió afrontar fue la Guerra de Vietnam, y su acción con respecto a ella fue incrementar el número de soldados australianos en el combate contra las tropas comunistas. Otra de sus iniciativas fue derogar la White Australia Policy, que restringía el acceso al país de inmigrantes no blancos, y así permitir la entrada al territorio de muchísimos asiáticos que tenían a su familia en Australia.

Hasta acá, una historia de lo más normal. Hasta el 17 de diciembre de 1967. Como ya se dijo, fanático de todo deporte acuático, del surf, del snorkelling, el buceo, Holt, de 59 años, fue aquel día a la playa de Cheviot, en el estado de Victoria. Las corrientes eran fuertes y el agua estaba bravía, pero eso no le importó al Primer Ministro, considerado un extraordinario nadador. Para impresionar a sus amigos, Holt decidió zambullirse al mar, y a los pocos minutos desapareció del campo de visión de quienes lo acompañaban. Alarmados, éstos decidieron llamar a la Policía, y a los pocos minutos la playa estaba colmada de agentes. El operativo de búsqueda fue uno de los más grandes de la historia de Australia, pero no pudo encontrarse absolutamente nada. Dos días después, el 19 de diciembre, las autoridades gubernamentales anunciaron que Holt estaba "presumiblemente muerto".

Tuvieron que pasar casi cuatro décadas para que el Departamente Forense de Victoria anunciase que Holt estaba "oficialmente muerto". Pero, pese a ello, lo anómalo de la situación y el hecho de que jamás haya podido encontrarse siquiera un rastro del entonces Primer Ministro ha servido, durante los últimos 40 años, como caldo de cultivo para los amantes de las conspiraciones.

Se han tejido muchísimas teorías. A saber, de las más "reales" hasta las más fantásticas: 1. Ahogado, Holt quedó aprisionado entre las muchas rocas que se encuentran en el mar de Australia, y por eso nunca se lo pudo encontrar, 2. Por alguna razón desconocida, Holt decidió suicidarse, 3. Cansado del stress en el que estaba sumido, decidió fingir su propia muerte para así poder comenzar una nueva vida en otro lugar, 4. (y empieza lo bueno) Holt fue raptado por la CIA, vaya a saber uno por qué motivo, 5. Holt fue raptado por un submarino ruso, 6. Holt era un agente secreto de China y, cuando todos pensaban que se había ahogado, fue rescatado por un submarino chino que lo estaba esperando y llevado a la república de Mao, en donde el próximo año llegaría al centenario de edad, 7. A Holt se lo comió un tiburón y 8. Holt fue secuestrado por un OVNI.

Ninguna de esas 8 suposiciones, entre otras varias, se pudo probar. Pero tampoco pudo demostrarse que Holt haya muerto ahogado en el mar, la conjetura más lógica. El juego, entonces, está abierto y a ver a quién se le ocurre una buena hipótesis.


jueves, 5 de julio de 2007

Thomas Sankara


"El Che Guevara negro". Pocos apodos tan significativos, y a la vez tan pesados. Quien lo llevó y lo llevará para siempre, pese a que haya muchos empeñados en que su nombre no se conozca, es Thomas Sankara. Presidente de Burkina Faso entre 1983 y 1987, sus 4 años en el poder y las profundas reformas que encaró en ellos, le alcanzaron para proyectarse en la historia como una de las más grandes figuras políticas africanas y mundiales.

Nació el 21 de diciembre de 1949 en la ciudad de Yako, en ese entonces parte de Alto Volta, una dependencia de Francia en el África Occidental que, sin salida al mar, limitaba con Malí, Níger, Costa de Marfil, Ghana, Togo y Benín. Cuando tenía 9 años, el 11 de diciembre de 1958, su país consiguió el autogobierno, y dos años después, el 5 de agosto de 1960, inmerso en la oleada de descolonización africana, obtuvo la independencia.

Como casi toda nación africana, tras la independencia, la situación política de Alto Volta fue sumamente inestable. El primer presidente, Maurice Yaméogo, de la UDV (Union Démocratique voltaïque) estuvo 6 años en el poder y disolvió todos los partidos políticos, hasta ser derrocado por Sangoulé Lamizana. Éste gobernó el país durante 12 años, hasta el sangriento golpe de Estado de 1980, liderado por Saye Zerbo, quien, a su vez fue destituido en 1982 por otro militar, Jean-Baptiste Ouédraogo.

A todo esto, Sankara, que pertenecía a la etnia Silmi-Mossi, ya había terminado la escuela primaria en Gaoua y la secundaria en Bobo-Dioulasso, la segunda ciudad más importante del país luego de la capital, Ouagadougou. A los 19 años, én 1968, cuando Lamizana ya estaba en el poder, comenzó su carrera militar y un año después fue enviado a Madagascar, a la ciudad de Antsirabe, en donde fue testigo de los levantamientos de 1971 y 1972. De vuelta en su país, tomó parte en un conflicto armado con el vecino Mali en 1974. En 1976, ya atraído e influenciado por las ideas marxistas, y con su carrera en el Ejército cada vez más avanzada, conoció a Blaise Compaoré, otro integrante de la milicia, y formó, luego, junto con él y varios compatriotas un grupo secreto: el ROC (Regroupement des Officiers comunistes).

Cada vez más popular, finalmente fue 1981 el año en que ocupó su primer cargo público, en el Gobierno de Zerbo: Secretario de Estado para la Información. Fue a su primera reunión de gabinete en bicicleta y renunció un año después, en desacuerdo con las políticas gubernamentales. En enero de 1983, una vez consumado el golpe de Ouédraogo, fue nombrado Primer Ministro. Sin embargo, duró sólo 4 meses en el puesto, en los que, entre otras cosas, se reunió con Fidel Castro y con Samora Machel, el histórico líder de la independencia mozambiqueña. En mayo, y tras la visita al país del hijo del presidente francés, Jean-Cristophe Mitterrand, que no comulgaba con su ideología ni con sus actividades, fue arrestado, y así se inició la insurrección popular.

Era sólo cuestión de tiempo que Sankara tomara el poder, y lo hizo el 4 de agosto de ese mismo año, gracias a un coup d'état orquestado por su amigo Compaoré y apoyado por Libia. Ese día empezó a escribirse la página más gloriosa de la historia de Alto Volta.

Una encendida retórica antiimperialista, anti-corrupción y de alabanza a los procesos de Cuba y de Ghana era la que configuraba sus discursos, pero, además, y ello fue lo que lo convirtió en un carismático líder, ésta se materializaba en acciones. En principio, y como acción simbólica, cambió el nombre del país, que de Alto Volta, pasó a llamarse Burkina Faso, "tierra de los hombres íntegros" (en la lengua local Mossi, Burkina significa "íntegros" y, en la lengua dyula, faso significa "patria"). Esta modificación ya dejaba ver el carácter de integración y de dignididad del que se revestiría su mandato, en un continente en el que, aún hasta hoy, ser títere de la potencia colonial de turno que drena los recursos es el atributo principal del que se precian muchísimos presidentes.

¿Más medidas? En principio, vendió entera la lujosa flota gubernamental de coches (todos Mercedes Benz) y utilizó para moverse un Renault 5, el más barato que se podía conseguir en el ahora renombrado Estado. Además, en Ouagadougou, convirtió un importante almacen militar en un supermercado, el primero del país. Pero eso no fue todo: sus acciones tendían hacia un cambio radical en una tierra saqueada y falta de iniciativa y por eso promovió una Revolución "popular y democrática", cuyas prioridades fueron la Educación y la Salud Pública, una política destinada, entre otras cosas, a acabar con la hambruna, igualar los derechos de la mujer a los del hombre (algo casi inédito hasta la fecha en el continente africano), combatir la corrupción, impulsar una reforestación a gran escala y suprimir los poderes de los jefes tribales.

Para cada meta, elaboró planes y proyectos y los llevó a cabo. Con respecto a la liberación femenina, por ejemplo, incluyó a muchísimas mujeres en su gabinete de Gobierno, prohibió la ablación genital, una costumbre muy extendida en los países de África, reglamentó la poligamia y fomentó la contracepción, promoviendo el uso de anticonceptivos. Fue, también, el primer presidente en en reclamar la máxima atención para el SIDA en todo el continente por la tremenda manera en que se estaba expandiendo.

Otras de sus variadas iniciativas y acciones fueron: 1. Inicio de una campaña masiva de vacunación de la población de Burkina Faso, que hizo bajar enormemente la tasa de mortalidad infantil, hasta entonces la más elevada del continente, 2. Construcción de numerosas escuelas y hospitales, 3. Gran reforma agraria de redistribución de las tierras a los campesinos, aumento de los precios de los productos producidos y supresión de los impuestos agrícolas, 4. Campaña de reforestación: millones de árboles fueron plantados, 5. Institución de los Tribunales Populares de la Revolución y 6. Ayudas al alojamiento (reducción de los alquileres, construcción de gran número de vivendas). En síntesis, la batalla de Tom Sank, como le decían, constó en devolverle a Burkina Faso su dignidad, su autonomía y su independencia económica (en sus disursos mencionaba siempre: la frase: "Consumir productos de Burkina Faso"). Siempre luchó contra la injusticia, contra la dominación histórica de las grandes potencias sobre su país y por la participación del pueblo en el poder: la consigna era que el país debe vivir de sus propias fuerzas y de sus propios medios.

Para llevar a cabo tan novedosa Revolución, en un país por demás atrasado en cuanto a sus fuerzas de producción, Sankara creó los llamados "Comités de Defense de la Révolution", organizaciones populares armadas encargadas de velar por los cambios en marcha. La forma en que muchos de éstos actuaron, y como ha sucedido en muchísimos procesos revolucionarios, fue, tal vez, uno de los puntos negros de su mandato. Al caso, muchos degeneraron en bandas incontroladas de gángsters que sembraban el terror entre la población cercana a su radio de acción, o, en el mejor de los casos, recolectaban prisioneros políticos. Principalmente, los comités habían sido creados para desplazar la influencia en muchas regiones del país de los jefes tribales, que obligaban a los campesinos a pagarles tributos por cosecha. Pero fue, sin duda, un experimento que no salió del todo bien.

En 1985, y con el proceso revolucionario en marcha, apareció el primer problema grave. Burkina Faso organizó un censo general de la población y, por error, algunos de los encargados de censar visitaron campos de la etnia Fula, en Malí. El gobierno de ese país adujo que su soberanía había sido violada, y la tensión entre las dos naciones alcanzó un punto álgido. El conflicto terminó con una guerra que duró cinco días, conocida como la "Guerra de Navidad", que se cobró la vida de 100 personas, es su mayoría civiles burkinabés. Al final, la batalla terminó con un relativo éxito diplomático de Sankara, pero ya los países occidentales, celosos de las reformas y de los cambios que podían engendrar, estaban socavando su poder. ¿O quién puede creerse que la guerra se desató por ese tan inocuo factor?

Así, con un Sankara más debilitado y con la presión de las potencias de Occidente, especialmente Francia, la Francia socialista de Mitterrand, a flor de piel, el desenlace para tan rica experiencia llegó. Y de la manera más trágica. En un golpe de Estado liderado por su antiguo amigo, Compaoré, el 15 de agosto de 1987, Sankara fue asesinado junto a otros 12 oficiales. Era el momento en que Chad estaba en guerra con Libia, y siempre se ha comentado, aunque nunca se pudo probar, que el papel que militares franceses envueltos en aquel conflicto bélico jugaron para que se produzca el asesinato fue más que importante. Lo cierto es que, desde aquel día, Compaoré es el presidente de Burkina Faso y, muy amigo de Occidente y de sus negocios, con su gestión el país se ha vuelto a hundir en la más ruinosa de las miserias. La primavera duró sólo 4 años, pero dejó, entre muchísimas cosas, algunos discursos como éste, buen corolario para finalizar la nota: "Llaman provocación a las verdades que nosotros proclamamos, mientras que las mentiras que ellos cuentan se convierten en verdades absolutas. Nuestra lucha por la independencia y el bienestar de nuestros pueblos es tachada de insumisión, y el saqueo que ellos hacen de nuestras riquezas se llama obra civilizadora. Así escriben ellos la historia, y así se la aprende la mayor parte de la Humanidad. Por eso yo prefiero sentir a mí lado al Che antes que a cualquiera de ellos".
Ftes: Wikipedia, Rebelión, Theroom101.


miércoles, 4 de julio de 2007

La historia olvidada

Así hubiera querido que se llame este espacio, si es que el rótulo importa. No pude ponerle ese nombre porque ya estaba registrado, pero, de todas formas, es ése el objetivo que persigo: rescatar los procesos y personajes históricos de los que casi no se habla. No creo que las presentaciones sirvan mucho, porque, en suma, lo que le da carácter e identidad a un lugar, en este caso ficticio, son sus componentes y no lo que su creador anuncie sobre él. Por eso, no me extiendo más. Espero que, a partir de ahora, los posts hablen por mí.